domingo, 25 de mayo de 2014

Una nueva pieza hacia la vacuna contra la malaria

Parásitos de la malaria 'atrapados' en el interior de un glóbulo...
Parásitos de la malaria 'atrapados' en el interior de un glóbulo rojo SCIENCE | J. KURTIS SCIENCE | J. KURTIS

En África, el contacto permanente con el parásito de la malaria hace que muchos individuos acaben adquiriendo una inmunidad natural contra la enfermedad. En ese modelo se fijan laboratorios de todo el mundo para tratar de identificar una vacuna capaz de evitar esta infección, que mata cada año a un millón de niños, sobre todo en el África Subsahariana. Y precisamente han sido individuos africanos los que han ofrecido a la ciencia una nueva pieza en este complejo puzle.
La revista Science publica esta semana un trabajo que ha permitido descubrir una nueva proteína eficaz contra un antígeno del parásitoPlasmodium falciparum, responsable de la malaria. El trabajo lleva la firma de Jonathan Kurtis y su equipo, del Centro de Salud Internacional del Hospital de Rhode Island.
Como él mismo explica a este periódico, a diferencia de los antígenos que se investigan en otras vacunas candidatas, su trabajo ha identificado esta nueva pieza que impediría al parásito de la malaria salir de los glóbulos rojos y seguir multiplicándose en el torrente sanguíneo.
Con dos muestras diferentes de individuos, en Kenia y Tanzania (con 785 y 140 niños respectivamente), Kurtis identificó que los que desarrollaban anticuerpos contra el antígeno PfSEA-1 (presente en la superficie del parásito) tenían menos casos de malaria y también formas de la enfermedad menos graves. De hecho, cuando replicaron sus observaciones con ratones, los animales inoculados con el anticuerpo tuvieron menos casos de malaria y una supervivencia más prolongada, con una reducción de hasta el 80% de la presencia de parásitos en su organismo en apenas una semana.
Como explica por su parte el doctor Alfredo Mayor, especialista en fisiopatología de la malaria en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en los niños más pequeños de Tanzania, el porcentaje de los que tenían anticuerpos contra esta proteína del parásito de la malaria era sólo del 6%, mientras que en la segunda muestra, ya con adolescentes de Kenia, el porcentaje de individuos con anticuerpos se elevó hasta casi 56%; lo que indicaría que los individuos expuestos desarrollan de forma natural anticuerpos contra este antígeno tras estar en contacto con el parásito.
Kurtis explica que replicar una forma 'artificial' de PfSEA-1 en el laboratorio es técnicamente sencillo "con técnicas estándar de biología molecular", aunque como añade el doctor Mayor, "todo indica que una vacuna basada en esta proteína necesitaría un adyuvante para ser eficaz".
Hasta ahora, la mayor parte de las vacunas candidatas contra la malaria intentan evitar que el parásito penetre en las células del hígado o en los glóbulos rojos. Sin embargo, como añade Kurtis, en este caso, el antígeno impide que salga de las células sanguíneas una vez que está en su interior, impidiendo que el parástito se multiplique y vuelva a salir al torrente sanguíneo a invadir nuevos glóbulos rojos (eritrocitos).
El siguiente paso será iniciar un ensayo en fase I con humanos para comprobar el papel de estos anticuerpos, probablemente combinados con otras vacunas que ataquen otras fases de la malaria en el organismo.

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