Teoría del origen de la vida
Fue una de las teorías que se propusieron
a mediados del siglo XX para intentar responder a la pregunta: ¿cómo surgió la
vida?, después de haber sido rechazada la teoría de la generación espontánea.
Gracias a sus estudios de astronomía,
Oparin sabía que en la atmósfera del Sol, de Júpiter y de otros cuerpos
celestes, existen gases como el metano, el hidrógeno y el amoníaco. Estos gases
son sustratos que ofrecen carbono, hidrógeno y nitrógeno, los cuales, además
del oxígeno presente en baja concentración en la atmósfera primitiva y más
abundantemente en el agua, fueron los materiales de base para la evolución de
la vida.
Para explicar cómo podría haber agua en el
ambiente ardiente de la Tierra primitiva, Oparin usó sus conocimientos de
geología. Los 30 km de espesor medio de la corteza terrestre constituidos de
roca magmática evidencian, sin duda, la intensa actividad volcánica que había
en la Tierra. Se sabe que actualmente es expulsado cerca de un 10% de vapor de
agua junto con el magma, y probablemente también ocurría de esta forma
antiguamente. La persistencia de la actividad volcánica durante millones de
años habría provocado la saturación en humedad de la atmósfera. En ese caso el
agua ya no se mantendría como vapor.
Oparin imaginó que la alta temperatura del
planeta, la actuación de los rayos ultravioleta y las descargas eléctricas en
la atmósfera (relámpagos) podrían haber provocado reacciones químicas entre los
elementos anteriormente citados. Esas reacciones darían origen a aminoácidos,
los principales constituyentes de las proteínas, y otras moléculas orgánicas.
Las temperaturas de la Tierra,
primitivamente muy elevadas, bajaron hasta permitir la condensación del vapor
de agua. En este proceso también fueron arrastradas muchos tipos de moléculas,
como varios ácidos orgánicos e inorgánicos. Sin embargo, las temperaturas
existentes en esta época eran todavía lo suficientemente elevadas como para que
el agua líquida continuase evaporándose y licuándose continuamente.
Oparin concluyó que los aminoácidos que
eran depositados por las lluvias no regresaban a la atmósfera con el vapor de
agua, sino que permanecían sobre las rocas calientes. Supuso también que las
moléculas de aminoácidos, con el estímulo del calor, se podrían combinar
mediante enlaces peptídicos. Así surgirían moléculas mayores de sustancias
albuminoides. Serían entonces las primeras proteínas en existir.
La insistencia de las lluvias durante
millones de años acabó llevando a la creación de los primeros océanos de la
Tierra. Y hacia ellos fueron arrastradas, con las lluvias, las proteínas y
aminoácidos que permanecían sobre las rocas. Durante un tiempo incalculable,
las proteínas se acumularían en océanos primordiales de aguas templadas del
planeta. Las moléculas se combinaban y se rompían y nuevamente volvía a
combinarse en una nueva disposición. De esa manera, las proteínas se
multiplicaban cuantitativa y cualitativamente.
Disueltas en agua, las proteínas formaron
coloides. La interacción de los coloides llevó a la aparición de los
coacervados. Un coacervado es un agregado de moléculas mantenidas unidas
por fuerzas electrostáticas. Esas moléculas son sintetizadas abióticamente.
Oparin llamó coacervados a los protobiontes. Un protobionte es
un glóbulo estable que es propenso a la autosíntesis si se agita una suspensión
de proteínas, polisacáridos y ácidos nucleicos. Muchas macromoléculas quedaron
incluidas en coacervados.
Es posible que en esa época ya existieran
proteínas complejas con capacidad catalizadora, como enzimas o fermentos, que
facilitan ciertas reacciones químicas, y eso aceleraba bastante el proceso de
síntesis de nuevas sustancias.
Cuando ya había moléculas de
nucleoproteínas, cuya actividad en la manifestación de caracteres hereditarios
es bastante conocida, los coacervados pasaron a envolverlas. Aparecían
microscópicas gotas de coacervados envolviendo nucleoproteínas.
En aquel momento faltaba sólo que las moléculas de proteínas y de lípidos se
organizasen en la periferia de cada gotícula, formando una membrana
lipoproteica. Estaban formadas entonces las formas de vida más rudimentarias.
Así Oparin abrió un camino donde químicos orgánicos podrían formar sistemas
microscópicos y localizados (posiblemente precursores de las células) a partir
de los cuales esas primitivas formas de vida podrían desarrollarse.
Y en esta línea ordenada de procesos
biológicos, van avanzando con cada vez más importancia: la competencia y la
velocidad de crecimiento, sobre los que actuaría la selección natural,
determinando formas de organización material que es característica de la vida
actual.
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