Las llamas que nunca mueren
Los científicos conocen la existencia de varios centenares de «llamas eternas» por todo el mundo. Se alimentan de hidrocarburos que proceden de las profundidades de la Tierra y pueden brillar durante tiempos inmensamente largos, sin apagarse jamás. Durante el pasado año, una espectacular llama en el neoyorquino condado de Erie, detrás de una cascada en el Chestnut Ridge Park, llamó la atención de investigadores de la Indiana University Bloomington, que lograron aclarar su origen. Según explican, en algunas ocasiones lasfiltraciones de gas natural son lo suficientemente abundantes y duraderas como para producir una llama que arde eternamente, como la estudiada al oeste de Nueva York. El gas del Chestnut Ridge Park tiene su origen en una formación rocosa del Devónico Superior (entre hace 385 y 359 millones de años) que se encuentra a unos 400 metros de profundidad.
Los investigadores también estudiaron una gran «llama eterna» en el Cook Forest State Park, al noroeste de Pennsylvania, pero determinaron que esa llama en concreto que arde continuamente en el fondo de un pozo, no se debe a una filtración natural de gas, sino a la fuga de una tubería abandonada.
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